EPOCA PREHISPANICA DEL DESFILE 2010
Por los aposentos de Gualmatan entra Sebastian de Benalcázar en busca del Dorado, y Cieza de León es el primer cronista que da razones de estas tierras y sus gentes. Para el pueblo de los Pastos llega la época de la conquista y la colonización.
El encomendero
Aparicion Milagrosa del Señor Crucificado
Fundadores de Gualmatan
EPOCA HISPANICA: A cargo de la Institución Educativa Técnica “Promoción Social”
SEBASTIAN DE BELACAZAR A SU PASO POR GUALMATAN
(1537 aproximadamente) Cuenta la tradición histórica que Sebastián de Belalcázar pasa por esta comarca exterminando a sus habitantes, quienes unidos con los de Funes, Iles y Putisnán, ofrecieron valerosa pero inútil resistencia; este conquistador, mal informado por uno de sus capitanes sobre la existencia de un fabuloso tesoro, “el preciado Dorado”, emprende su asoladora conquista a sangre y fuego, acompañado de tropas españolas e indígenas incas, destruye la parcialidad y ordena se levante un posadero en este lugar para alojamiento de los viajeros que recorrían estos caminos en la ruta Quito Popayán; diezmados y dolidos por la tremenda derrota, abandonaron estos lugares; tan solo un puñado de vencidos, buscaron refugio al otro lado del río Cuatis, en la altura de los Camellones, quienes pasado el tiempo fueron tributarios de los encomenderos españoles.
EL RESGUARDO INDIGENA DE GUALMATAN
(Historia) En la época de la colonia, por intereses económicos, se cambió el nombre de cacicazgo por el de resguardo y el de cacique mayor por el de gobernador; los cacicazgos menores cambiaron por el de parcialidades y a los caciques menores se los empezó a llamar regidores. El resguardo indígena fue una institución creada por cédula real y está constituido por un territorio determinado que se da en posesión a una parcialidad para el usufructo de sus integrantes, mas no a título de propiedad; se crea para garantizar la mano de obra y la tributación de los indígenas. Hacia el año de 1620, don Blas Yasnán, gobernador del pueblo, recibe de Cocio de Bárcenas, agente del rey de España, las tierras del resguardo indígena de Gualmatán, actuando como apoderado de los indios El cacique Ilismán, del Pueblo de Iles.
EL CABILDO
El cabildo es la primera de las instituciones político administrativas establecida por los españoles en sus nuevos dominios. Es una corporación pública encargada de regir y administrar los resguardos y en Gualmatán empieza a funcionar cuando llegan nuevos pobladores en forma de parcialidad indígena y hay necesidad de velar por las buenas costumbres de sus moradores El cabildo de la parcialidad indígena se componía de: un gobernador, el alcalde o alguacil mayor, un regidor y tres alguaciles menores. Este cabildo dictaba decretos, ventilaba toda clase de pleitos y demandas y además, velaba por las buenas costumbres del pueblo, llegando hasta la severidad castigando a quienes infringían los acuerdos y normas de la parcialidad. Los primeros cabildantes de que se tiene noticia fueron José Astorquiza, José Cuaspa y Agustín Mueses, a quienes se les atribuye el trazado de los primeros rasgos del caserío y la construcción de una capilla.
OBSEQUIO AL GOBERNADOR DEL CABILDO
(Costumbrista) El cabildo era la máxima autoridad de la parcialidad y por consiguiente era el encargado de administrar justicia y demás acciones del orden administrativo; entonces, era la costumbre de agradar al señor gobernador del cabildo, para tenerlo a su favor y por consiguiente los indígenas le hacían todo tipo de obsequios tanto en dinero como en especias, para que si llegaba el caso, fallase a favor del congratulante: Es decir, desde esa época empiezan los sobornos y la corrupción administrativa.
SEBASTIAN DE BELACAZAR A SU PASO POR GUALMATAN
(1537 aproximadamente) Cuenta la tradición histórica que Sebastián de Belalcázar pasa por esta comarca exterminando a sus habitantes, quienes unidos con los de Funes, Iles y Putisnán, ofrecieron valerosa pero inútil resistencia; este conquistador, mal informado por uno de sus capitanes sobre la existencia de un fabuloso tesoro, “el preciado Dorado”, emprende su asoladora conquista a sangre y fuego, acompañado de tropas españolas e indígenas incas, destruye la parcialidad y ordena se levante un posadero en este lugar para alojamiento de los viajeros que recorrían estos caminos en la ruta Quito Popayán; diezmados y dolidos por la tremenda derrota, abandonaron estos lugares; tan solo un puñado de vencidos, buscaron refugio al otro lado del río Cuatis, en la altura de los Camellones, quienes pasado el tiempo fueron tributarios de los encomenderos españoles.
EL RESGUARDO INDIGENA DE GUALMATAN
(Historia) En la época de la colonia, por intereses económicos, se cambió el nombre de cacicazgo por el de resguardo y el de cacique mayor por el de gobernador; los cacicazgos menores cambiaron por el de parcialidades y a los caciques menores se los empezó a llamar regidores. El resguardo indígena fue una institución creada por cédula real y está constituido por un territorio determinado que se da en posesión a una parcialidad para el usufructo de sus integrantes, mas no a título de propiedad; se crea para garantizar la mano de obra y la tributación de los indígenas. Hacia el año de 1620, don Blas Yasnán, gobernador del pueblo, recibe de Cocio de Bárcenas, agente del rey de España, las tierras del resguardo indígena de Gualmatán, actuando como apoderado de los indios El cacique Ilismán, del Pueblo de Iles.
EL CABILDO
El cabildo es la primera de las instituciones político administrativas establecida por los españoles en sus nuevos dominios. Es una corporación pública encargada de regir y administrar los resguardos y en Gualmatán empieza a funcionar cuando llegan nuevos pobladores en forma de parcialidad indígena y hay necesidad de velar por las buenas costumbres de sus moradores El cabildo de la parcialidad indígena se componía de: un gobernador, el alcalde o alguacil mayor, un regidor y tres alguaciles menores. Este cabildo dictaba decretos, ventilaba toda clase de pleitos y demandas y además, velaba por las buenas costumbres del pueblo, llegando hasta la severidad castigando a quienes infringían los acuerdos y normas de la parcialidad. Los primeros cabildantes de que se tiene noticia fueron José Astorquiza, José Cuaspa y Agustín Mueses, a quienes se les atribuye el trazado de los primeros rasgos del caserío y la construcción de una capilla.
OBSEQUIO AL GOBERNADOR DEL CABILDO
(Costumbrista) El cabildo era la máxima autoridad de la parcialidad y por consiguiente era el encargado de administrar justicia y demás acciones del orden administrativo; entonces, era la costumbre de agradar al señor gobernador del cabildo, para tenerlo a su favor y por consiguiente los indígenas le hacían todo tipo de obsequios tanto en dinero como en especias, para que si llegaba el caso, fallase a favor del congratulante: Es decir, desde esa época empiezan los sobornos y la corrupción administrativa.
LA ENCOMIENDA
(Historia: 1558) La encomienda fue una institución socio - económica implantada por los españoles con el propósito de explotar la mano de obra de los indígenas, quienes además de estar sujetos al pago del tributo también tuvieron que prestar el servicio personal al encomendero; en 1541 se autorizan las primeras encomiendas en Nariño y en su momento esta institución llega a esta comarca y las tierras de Gualmatán son entregadas en calidad de encomienda primero, en 1558 a don Lorenzo Hurtado, con 350 indios tributarios; en 1570, Pedro de Ahumada con 231 indios tributarios; posteriormente, en 1589 al capitán Diego de Benavides, con 171 indios tributarios y en 1607 a Doña Isabel de Guevara, quien la donó a las monjas conceptas de la ciudad de Pasto, a cuya comunidad perteneció por muchos años.
La cantidad tributaria que los indígenas y la población que conformaba la encomienda debía cancelar al encomendero, era determinada por los visitadores en las denominadas visitas de tasación; la primera visita que recibió el pueblo de Gualmatán, fue ordenada por el obispo de Quito García Diez Arias y realizada por el licenciado Tomás López de Medel, oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada, en el mes de noviembre de 1558, estando como encomendero don Lorenzo Hurtado; en aquella ocasión la tasación tributaria fue ordenada de la siguiente forma: 400 mantas de algodón de dos piernas cada una, de tres varas de largo y tres cuartas de ancho cada pierna; 350 brazas de chaquira; 300 aves; 25 pares de alpargates; 10 jáquimas con sus cabestros; 6 cinchas de cabuya; 4 reatas de lana o algodón; 4 libras de algodón hilado; 2 arrobas de cabuya; 50 piezas de loza de toda clase; 4 tinajas de barro para almacenar agua; 6 petacas; 15 petates chicos y 6 grandes; 4 cargas de ají; 15 panes de sal y 600 cargas de leña. Como contraprestación, el encomendero debía alimentar, adoctrinar y enseñar la lengua castellana a sus encomendados.
APARICION DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
(Leyenda) Los jesuitas de Quito heredaron del capitán Alonso de Ahumada una vasta encomienda comprendida entre lo que actualmente es San Juan, Contadero, Gualmatán y parte de Pupiales, de las cuales solo las tierras bajas estaban ocupadas por cultivos y ganados del encomendero.
La tradición popular cuenta que un 15 de enero de 1610, notaron la desaparición de un novillo de la dehesa; dos indiecitos sumisos y obedientes tomaron el camino de la montaña en busca de la res perdida; de pronto, con asombro descubrieron que sobre un milenario tronco de arrayán se encontraba la imagen crucificada del Redentor del Mundo.
Llenos de júbilo fueron a dar la grata noticia al párroco de Pupiales diciendo que en las montañas de Gualmatán se había aparecido Taita Dios; a partir de entonces, se cuentan muchas leyendas como aquella según la cual el párroco de Pupiales ordenó trasladar la imagen hacia esa población pero el crucificado regresaba milagrosamente a su lugar de aparición; como el suceso se repitiera por varias ocasiones, encontrando hasta gotas de sangre en el pequeño refugio que se le había construido en Gualmatán, el sacerdote se convenció de la voluntad de Dios y no volvió a insistir.
En la actualidad, su templo es motivo de orgullo para nuestro pueblo y la devoción a Cristo crucificado ha traspasado las fronteras, y son millares de caravanas las que han pasado a través del tiempo rindiendo tributo de amor, de fe y de agradecimiento por los innumerables y extraordinarios prodigios recibidos a través de la imagen portentosa del Señor de los Milagros de Gualmatán.
LA PRIMERA CAPILLA
(Tradición y leyenda) Cuenta la tradición que el párroco de Pupiales ordenó a los fundadores de Gualmatán construir la primera capilla en honor al Señor Crucificado aparecido en un milenario tronco de arrayán; en el sitio donde hoy se levanta el templo actual, se construyó una pequeña capilla con paredes de bahareque, cubierta de cortaderas que sirvió de albergue a la milagrosa imagen del Redentor. Con el transcurrir del tiempo esta capilla fue reemplazada tanto en su estructura, como en la utilización de los materiales, hasta concluir con un hermoso templo, el mismo que en enero de 1904 fue destruido casi en su totalidad a raíz de un fuerte temblor a cuyos embates no resistieron las paredes de tapia pisada, según lo relata don Manuel María Mejía Quiróz. Pero la población no podía quedarse sin su templo e inició su reconstrucción, la misma que poco a poco concluyó con el actual, verdadero patrimonio religioso y cultural del pueblo de Gualmatán.
FUNDADORES DE GUALMATAN (1830)
(Personajes de leyenda) La tradición conserva los nombres de Ascencio Tepud, Francisco Chalapud y José Cuaspud, oriundos de Carlosama, Aldana y Pupiales, respectivamente, quienes levantaron las primeras chozas hechas en bahareque, adobe y techo de paja, posiblemente en donde hoy se ubica el parque Bolívar; naturalmente contribuyeron a levantar la primera capilla de bahareque y cubierta de cortaderas y a conservar las tradiciones y sanas costumbres de lo que con orgullo hoy es el municipio de Gualmatán.
EL PRIMER PARROCO
Relata el padre Luis Alberto Coral, que el sevillano Cieza de León, en la crónica del Perú, describe a las tierras de Gualmatán como aposentos de gran actividad ubicado en un sitio de tal estrategia, que era camino real obligado entre Quito y Popayán, razón por la cual, personalidades de la época caminaron por sus tierras, entre ellos, sacerdotes de las diferentes comunidades religiosas encargados de evangelizar a los indígenas; eclesialmente. Monseñor Justino Mejía y Mejía afirma que los “aposentos era lugar donde se alojaban los caminantes y que no debieron ser aposentos abandonados, sino que allí debieron habitar algunas personas encargadas de cuidarlos”. Gualmatán estuvo bajo la dirección, primero el clero diocesano, luego bajo el gobierno de los religiosos Franciscanos, paso luego a la dirección de los Dominicos y finalmente del clero secular, al cual perteneció el padre José María Médicis, quien administró esta parroquia desde que fue elevada a esta categoría en 1887, hasta 1894; Es de aclarar que antes de ser parroquia fue dirigida por el sacerdote José María López, en su condición de vice párroco. (1876 a 1885) (Geografía pastusa de la fe).
(Historia: 1558) La encomienda fue una institución socio - económica implantada por los españoles con el propósito de explotar la mano de obra de los indígenas, quienes además de estar sujetos al pago del tributo también tuvieron que prestar el servicio personal al encomendero; en 1541 se autorizan las primeras encomiendas en Nariño y en su momento esta institución llega a esta comarca y las tierras de Gualmatán son entregadas en calidad de encomienda primero, en 1558 a don Lorenzo Hurtado, con 350 indios tributarios; en 1570, Pedro de Ahumada con 231 indios tributarios; posteriormente, en 1589 al capitán Diego de Benavides, con 171 indios tributarios y en 1607 a Doña Isabel de Guevara, quien la donó a las monjas conceptas de la ciudad de Pasto, a cuya comunidad perteneció por muchos años.
La cantidad tributaria que los indígenas y la población que conformaba la encomienda debía cancelar al encomendero, era determinada por los visitadores en las denominadas visitas de tasación; la primera visita que recibió el pueblo de Gualmatán, fue ordenada por el obispo de Quito García Diez Arias y realizada por el licenciado Tomás López de Medel, oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada, en el mes de noviembre de 1558, estando como encomendero don Lorenzo Hurtado; en aquella ocasión la tasación tributaria fue ordenada de la siguiente forma: 400 mantas de algodón de dos piernas cada una, de tres varas de largo y tres cuartas de ancho cada pierna; 350 brazas de chaquira; 300 aves; 25 pares de alpargates; 10 jáquimas con sus cabestros; 6 cinchas de cabuya; 4 reatas de lana o algodón; 4 libras de algodón hilado; 2 arrobas de cabuya; 50 piezas de loza de toda clase; 4 tinajas de barro para almacenar agua; 6 petacas; 15 petates chicos y 6 grandes; 4 cargas de ají; 15 panes de sal y 600 cargas de leña. Como contraprestación, el encomendero debía alimentar, adoctrinar y enseñar la lengua castellana a sus encomendados.
APARICION DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
(Leyenda) Los jesuitas de Quito heredaron del capitán Alonso de Ahumada una vasta encomienda comprendida entre lo que actualmente es San Juan, Contadero, Gualmatán y parte de Pupiales, de las cuales solo las tierras bajas estaban ocupadas por cultivos y ganados del encomendero.
La tradición popular cuenta que un 15 de enero de 1610, notaron la desaparición de un novillo de la dehesa; dos indiecitos sumisos y obedientes tomaron el camino de la montaña en busca de la res perdida; de pronto, con asombro descubrieron que sobre un milenario tronco de arrayán se encontraba la imagen crucificada del Redentor del Mundo.
Llenos de júbilo fueron a dar la grata noticia al párroco de Pupiales diciendo que en las montañas de Gualmatán se había aparecido Taita Dios; a partir de entonces, se cuentan muchas leyendas como aquella según la cual el párroco de Pupiales ordenó trasladar la imagen hacia esa población pero el crucificado regresaba milagrosamente a su lugar de aparición; como el suceso se repitiera por varias ocasiones, encontrando hasta gotas de sangre en el pequeño refugio que se le había construido en Gualmatán, el sacerdote se convenció de la voluntad de Dios y no volvió a insistir.
En la actualidad, su templo es motivo de orgullo para nuestro pueblo y la devoción a Cristo crucificado ha traspasado las fronteras, y son millares de caravanas las que han pasado a través del tiempo rindiendo tributo de amor, de fe y de agradecimiento por los innumerables y extraordinarios prodigios recibidos a través de la imagen portentosa del Señor de los Milagros de Gualmatán.
LA PRIMERA CAPILLA
(Tradición y leyenda) Cuenta la tradición que el párroco de Pupiales ordenó a los fundadores de Gualmatán construir la primera capilla en honor al Señor Crucificado aparecido en un milenario tronco de arrayán; en el sitio donde hoy se levanta el templo actual, se construyó una pequeña capilla con paredes de bahareque, cubierta de cortaderas que sirvió de albergue a la milagrosa imagen del Redentor. Con el transcurrir del tiempo esta capilla fue reemplazada tanto en su estructura, como en la utilización de los materiales, hasta concluir con un hermoso templo, el mismo que en enero de 1904 fue destruido casi en su totalidad a raíz de un fuerte temblor a cuyos embates no resistieron las paredes de tapia pisada, según lo relata don Manuel María Mejía Quiróz. Pero la población no podía quedarse sin su templo e inició su reconstrucción, la misma que poco a poco concluyó con el actual, verdadero patrimonio religioso y cultural del pueblo de Gualmatán.
FUNDADORES DE GUALMATAN (1830)
(Personajes de leyenda) La tradición conserva los nombres de Ascencio Tepud, Francisco Chalapud y José Cuaspud, oriundos de Carlosama, Aldana y Pupiales, respectivamente, quienes levantaron las primeras chozas hechas en bahareque, adobe y techo de paja, posiblemente en donde hoy se ubica el parque Bolívar; naturalmente contribuyeron a levantar la primera capilla de bahareque y cubierta de cortaderas y a conservar las tradiciones y sanas costumbres de lo que con orgullo hoy es el municipio de Gualmatán.
EL PRIMER PARROCO
Relata el padre Luis Alberto Coral, que el sevillano Cieza de León, en la crónica del Perú, describe a las tierras de Gualmatán como aposentos de gran actividad ubicado en un sitio de tal estrategia, que era camino real obligado entre Quito y Popayán, razón por la cual, personalidades de la época caminaron por sus tierras, entre ellos, sacerdotes de las diferentes comunidades religiosas encargados de evangelizar a los indígenas; eclesialmente. Monseñor Justino Mejía y Mejía afirma que los “aposentos era lugar donde se alojaban los caminantes y que no debieron ser aposentos abandonados, sino que allí debieron habitar algunas personas encargadas de cuidarlos”. Gualmatán estuvo bajo la dirección, primero el clero diocesano, luego bajo el gobierno de los religiosos Franciscanos, paso luego a la dirección de los Dominicos y finalmente del clero secular, al cual perteneció el padre José María Médicis, quien administró esta parroquia desde que fue elevada a esta categoría en 1887, hasta 1894; Es de aclarar que antes de ser parroquia fue dirigida por el sacerdote José María López, en su condición de vice párroco. (1876 a 1885) (Geografía pastusa de la fe).
1 comentario:
Desde el otro lado del charco, les escribo para comentarles que me ha gustado muchisimo el trabajo realizado, para dar a conocer nuestro desfile histórico, tanto las fotografías, como los comentarios están muy bien realizados, sólo quiero felicitar muy especialmente al autor de está interesante página, que me ha permitodo acercarme un poquito a nuetro desfile tradicional y recordar mi querida tierra, muchas gracias.
Ketty Vallejo R.
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