jueves, 22 de enero de 2009

SEÑOR DE LOS MILAGROS DE GUALMATÁN

RESEÑA HISTORICA DE LA APARICION DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS DE GUALMATAN

Gualmatán es un pueblo donde el mito, la leyenda, la historia, y sobre todo la fe se han entrelazado en una gran riqueza cultural. Esta apacible aldea habitada por la comunidad “GUATÁN”, grupo indígena del pueblo de los Pastos, visitada por Belalcazar en la época de la conquista, dueños del tesoro escondido de sus frondosas montañas de Arrayán, bañadas por el manantial de vida que nace en el páramo y que recorre el “Balcón de Flores”; nuevamente se viste de luz y de color para celebrar sus fiestas patronales en honor al “SEÑOR DE LOS MILAGROS”.

Amantes de nuestro credo y de nuestras tradiciones continuamos manteniendo viva esa maravillosa historia sucedida en el siglo XVII, de aquellos dos indiecitos sumisos y obedientes que una mañana notaron que faltaba una de sus reces de la “dehesa” y tuvieron que tomar el camino de la montaña para ir en su búsqueda. Altos arrayanes y carbunquillos de hermosas flores daban un aspecto señorial a esa meseta en la que encontraron con gran asombro sobre un escamoso tronco de un árbol milenario de arrayán, una hermosa imagen del Redentor del mundo, crucificado y doliente, semejante a un lirio que iluminaba en la montaña.

Llenos de júbilo se fueron a dar la grata noticia al Párroco de Pupiales que en la montaña, se ha aparecido “Taita Dios”. Las hojas del árbol están manchadas de sangre fresca y resplandeciente, aseguraban ellos con sencilla pero profunda convicción, Los juzgaron de mentirosos y atrevidos, siendo sometidos a crueles castigos y abandonados, sin ningún auxilio en la pesebrera donde pasaron la noche en medio del frío, el hambre y el dolor. Más al día siguiente estaban curados milagrosamente de sus heridas, luego más tarde regresaron a la Aldea con profunda tristeza.

Cuenta la historia que el Párroco de Pupiales mando comisión para cerciorarse, al saber que la imagen efectivamente estaba allí, ordenó que se la llevara a su parroquia, pero el Santo Crucifijo regreso milagrosamente al sitio de la aparición; se creyó que los guatanes, habían robado la imagen durante la noche, y continuaron siendo castigados. Así ocurrió por tres veces que fue trasladado el Señor, y el prodigio se repetía. Los indígenas de ese entonces, construyeron una humilde capilla de paredes con bareque y cubierta de cortaderas que se levantaba en medio de la espesa montaña como el primer santuario en honor a Jesús de los Milagros.

La última vez que la imagen fue llevada del lugar de su hallazgo hasta Pupiales, el sacerdote encontró tres gotas de sangre sobre el umbral de la puerta de la Iglesia, motivo por el cual se convenció de la voluntad del cielo y no volvió a insistir.

En este “Oasis de Amor y esperanza”, se edificaron humildes capillas en el lugar de la aparición milagrosa que poco a poco fueron remplazadas por un bello templo, adornado de valiosas imágenes religiosas, obra de un artista cruceño, EPAMINONDAS DELGADO, templo que daba su fachada hacia el occidente, y que por fuerzas de la naturaleza fue convertido en escombros en los años 30 del siglo pasado.

Años más tarde, el Padre Manuel Antonio Hormaza, hijo de esta tierra, con mucho entusiasmo y espíritu de trabajo inicio junto con su comunidad, la construcción de Santuario que hoy podemos apreciar, levantado en el mismo lugar, pero dando su fachada hacia el sur.

El maestro Lucindo Espinosa, junto a Santiago y Humberto Arroyo Benavides, seguidos del pueblo devoto, a través de mingas lideradas por el padre Hormaza, y movidos por la gran fe, construyeron el Santuario del Señor de los Milagros que hoy se destaca majestuoso en la azul montaña, y cuenta con un altar artístico y majestuoso en cuyo trono enchapado con hojilla de oro y rocas tallada en mármol se halla la piadosa Imagen de Jesús Crucificado, quien sigue custodiando a su pueblo y bendiciendo a millares de devotos que lo visitan para recibir Innumerables y extraordinarios milagros. Cada última semana de Enero se celebran las fiestas en su honor con mucha fe y devoción, en agradecimiento a la divina providencia por ese “regalo del cielo”, la máxima e inefable expresión de ternura y amor que penetra el alma de quienes lo miran por primera vez.

Este año las fiestas son del 23 al 27 de enero, cordialmente invitados a visitar Gualmatán que está preparado para recibir a devotos y turistas con una exelente organización y con sus balcones llenos de flores como una muestra de aprecio para quienes llegan en estos dias y todos los dias del año.

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