EL DA VINCI COLOMBIANO
“En Gualmatán, sector el Molino junto el riachuelo de Cuatis, nació un 20 de septiembre de 1892 del hogar conformado por Santiago Benavides y Teodosia Chamorro uno de los mas grandes científicos y artista que ha tenido Colombia aunque ingratamente no sea reconocido así.
Hijo de buenos católicos Julio Cesar Benavides Ch. crece rodeado de cariño y comprensión, en el idílico paisaje de aguas cristalinas y vegetación exuberante, hasta que en 1903 la familia decide trasladarse al casco urbano de Gualmatán, donde el niño inmediatamente es ingresado a la escuela para sus estudios primarios, desde muy pequeño se distinguió como unos de los alumnos más aventajados en sus condiciones intelectuales, por lo que ocupo el cargo de “monitor” cuya dirección estaba a cargo de un solo maestro, igualmente demostró grandes capacidades en las habilidades manuales desde sus primeros años de vida.
1907 fue año definitivo para él, llego a Gualmatán el padre José Enrique Mosquera quien inmediatamente se percata del adelanto escolar del niño Julio Cesar, le hace examen de las materias fundamentales, y se encuentra ante un alumno superdotado, lo que lleva a que mediante su intervención ingrese al colegio seminario de la Diócesis de Pasto, regentado en aquel entonces por los Jesuitas; curso la secundaria en ese tiempo de siete años, con excelentes resultados, recibiendo el diploma de bachiller en Filosofía y Letras el 20 de julio de 1913, su diploma esta firmado por Juan Jojames, Rector, y José Fischer como Secretario. Cuentan quines fueron sus compañeros que Julio Cesar constantemente sorprendía a sus profesores por la altura de las preguntas que formulaba y por la rapidez mental en los argumentos. Luego siguió los estudios eclesiásticos, carrera que termino suspendiendo voluntariamente.
En 1920 contrajo matrimonio con Dolores Días de Navarro. Fue pintor, escultor, físico, matemático, arquitecto, constructor, novelista y literato. Y con todas estas capacidades intelectuales y talento decidió seguir su vida modestamente en su amado pueblo natal del Señor de los Milagros, como lo canta en su poesía “MI TIERRA”.
Es importante tener muy en cuenta la dimensión de conocimientos que alcanzo Julio Cesar B. en una época que no era la mejor para tener acceso a la información como ahora. Pero este hombre de alta capacidad intelectual y maravilloso sentido estético, dio pasos agigantados desde un Gualmatán olvidado, pobre, perdido en la montaña y recién constituido en municipio, sin vías de acceso adecuadas, sin electricidad, sin medios tecnológicos, y con grandes dificultades para estudiar y superarse; sin embargo de una forma autodidacta, de sacrificio, perseverancia y amor a los libros, alcanzo un alto nivel cultural en su formación personal como científico y como artista, solo comparable al gran Leonardo Da Vinci, científico y artista Italiano del siglo XV que logró las elevadas esferas del conocimiento. Es por esto que a Julio Cesar Benavides con mucha justicia también se lo conoce como el “Da Vinci Colombiano”
A los 41 años, un 15 de junio de 1933, en viaje de negocios Julio Cesar Benavides toma un carro en el Pedregal, y a escasos kilómetros de recorrido, en extrañas circunstancias el vehiculo se precipita al abismo del Guaitara; así muere trágicamente un hombre que fue integro, honesto, humanista, sabio, polifacético en la ciencia y el arte; héroe y mártir que amo la vida y amo la patria.
Su vida de lucha y servicio a la humanidad, con la exhaustiva investigación, el estudio y el conocimiento, debería servirnos de ejemplo a todos los hijos de Gualmatán, de Colombia y del mundo entero. La presencia del “Da Vinci Colombiano” debe seguir entre nosotros como una luz, como un sendero, y no ser ingratos con su memoria, como lo exhorta el Dr. Miguel Ángel Hormaza en la revista “PROMOCIÓN 61, 2ª EDICIÓN” de 1984:
“Señoras y señores, estamos en mora de hacer un verdadero reconocimiento a las excelentes calidades de Julio Cesar Benavides Chamorro, y ese homenaje debe traducirse en hechos y no en palabras como ha ocurrido hasta la fecha.
Habitantes de los campos y poblados, uníos para mantener vivo el recuerdo de este gran hombre, en las mentes y corazones, como en los anales de la historia, y hagamos de esa conmemoración el punto de partida que marque hitos de grandeza hacia un amplio reconocimiento de nuestros auténticos valores y que Julio Cesar Benavides desde su ignota lejanía de la eternidad, nos haga el milagro de transformar a Gualmatán como lo habría hecho en esta terrenal vida de haber visto coronada su científica creación.”
FUENTES:
-Memorias de Julio Cesar Benavides, revista cultural “PROMOCIÓN 61 Nº 2” Año 1994, Dir. Laureano Ortiz Cerón.
-Cartilla en centenario de Gualmatán, julio de 1981, Dir. Presbítero José Miguel Sánchez, Coordinación Sr. Luís Vicente Ortega Mora.
“En Gualmatán, sector el Molino junto el riachuelo de Cuatis, nació un 20 de septiembre de 1892 del hogar conformado por Santiago Benavides y Teodosia Chamorro uno de los mas grandes científicos y artista que ha tenido Colombia aunque ingratamente no sea reconocido así.
Hijo de buenos católicos Julio Cesar Benavides Ch. crece rodeado de cariño y comprensión, en el idílico paisaje de aguas cristalinas y vegetación exuberante, hasta que en 1903 la familia decide trasladarse al casco urbano de Gualmatán, donde el niño inmediatamente es ingresado a la escuela para sus estudios primarios, desde muy pequeño se distinguió como unos de los alumnos más aventajados en sus condiciones intelectuales, por lo que ocupo el cargo de “monitor” cuya dirección estaba a cargo de un solo maestro, igualmente demostró grandes capacidades en las habilidades manuales desde sus primeros años de vida.
1907 fue año definitivo para él, llego a Gualmatán el padre José Enrique Mosquera quien inmediatamente se percata del adelanto escolar del niño Julio Cesar, le hace examen de las materias fundamentales, y se encuentra ante un alumno superdotado, lo que lleva a que mediante su intervención ingrese al colegio seminario de la Diócesis de Pasto, regentado en aquel entonces por los Jesuitas; curso la secundaria en ese tiempo de siete años, con excelentes resultados, recibiendo el diploma de bachiller en Filosofía y Letras el 20 de julio de 1913, su diploma esta firmado por Juan Jojames, Rector, y José Fischer como Secretario. Cuentan quines fueron sus compañeros que Julio Cesar constantemente sorprendía a sus profesores por la altura de las preguntas que formulaba y por la rapidez mental en los argumentos. Luego siguió los estudios eclesiásticos, carrera que termino suspendiendo voluntariamente.
En 1920 contrajo matrimonio con Dolores Días de Navarro. Fue pintor, escultor, físico, matemático, arquitecto, constructor, novelista y literato. Y con todas estas capacidades intelectuales y talento decidió seguir su vida modestamente en su amado pueblo natal del Señor de los Milagros, como lo canta en su poesía “MI TIERRA”.
Es importante tener muy en cuenta la dimensión de conocimientos que alcanzo Julio Cesar B. en una época que no era la mejor para tener acceso a la información como ahora. Pero este hombre de alta capacidad intelectual y maravilloso sentido estético, dio pasos agigantados desde un Gualmatán olvidado, pobre, perdido en la montaña y recién constituido en municipio, sin vías de acceso adecuadas, sin electricidad, sin medios tecnológicos, y con grandes dificultades para estudiar y superarse; sin embargo de una forma autodidacta, de sacrificio, perseverancia y amor a los libros, alcanzo un alto nivel cultural en su formación personal como científico y como artista, solo comparable al gran Leonardo Da Vinci, científico y artista Italiano del siglo XV que logró las elevadas esferas del conocimiento. Es por esto que a Julio Cesar Benavides con mucha justicia también se lo conoce como el “Da Vinci Colombiano”
A los 41 años, un 15 de junio de 1933, en viaje de negocios Julio Cesar Benavides toma un carro en el Pedregal, y a escasos kilómetros de recorrido, en extrañas circunstancias el vehiculo se precipita al abismo del Guaitara; así muere trágicamente un hombre que fue integro, honesto, humanista, sabio, polifacético en la ciencia y el arte; héroe y mártir que amo la vida y amo la patria.
Su vida de lucha y servicio a la humanidad, con la exhaustiva investigación, el estudio y el conocimiento, debería servirnos de ejemplo a todos los hijos de Gualmatán, de Colombia y del mundo entero. La presencia del “Da Vinci Colombiano” debe seguir entre nosotros como una luz, como un sendero, y no ser ingratos con su memoria, como lo exhorta el Dr. Miguel Ángel Hormaza en la revista “PROMOCIÓN 61, 2ª EDICIÓN” de 1984:
“Señoras y señores, estamos en mora de hacer un verdadero reconocimiento a las excelentes calidades de Julio Cesar Benavides Chamorro, y ese homenaje debe traducirse en hechos y no en palabras como ha ocurrido hasta la fecha.
Habitantes de los campos y poblados, uníos para mantener vivo el recuerdo de este gran hombre, en las mentes y corazones, como en los anales de la historia, y hagamos de esa conmemoración el punto de partida que marque hitos de grandeza hacia un amplio reconocimiento de nuestros auténticos valores y que Julio Cesar Benavides desde su ignota lejanía de la eternidad, nos haga el milagro de transformar a Gualmatán como lo habría hecho en esta terrenal vida de haber visto coronada su científica creación.”
FUENTES:
-Memorias de Julio Cesar Benavides, revista cultural “PROMOCIÓN 61 Nº 2” Año 1994, Dir. Laureano Ortiz Cerón.
-Cartilla en centenario de Gualmatán, julio de 1981, Dir. Presbítero José Miguel Sánchez, Coordinación Sr. Luís Vicente Ortega Mora.
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